La reciente agitación en el mercado de bonos del Reino Unido ha despertado comparaciones con la crisis de deuda de 1976, cuando el país solicitó un rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En los últimos días, los costos de endeudamiento a largo plazo del Reino Unido han aumentado significativamente, mientras que la libra esterlina ha caído por debajo de $1.23, su nivel más bajo desde noviembre de 2023. Esta combinación inusual sugiere una posible pérdida de confianza de los inversores en la capacidad del gobierno para controlar la deuda nacional y la inflación.
Martin Weale, exmiembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, advierte que, si la situación no mejora, el gobierno podría verse obligado a implementar medidas de austeridad para tranquilizar a los mercados. Esta situación recuerda a la crisis de 1976, cuando el Reino Unido, enfrentando déficits gemelos en el presupuesto y la balanza comercial, solicitó un préstamo de $3.9 mil millones al FMI, acompañado de estrictas condiciones de austeridad.
Actualmente, el Reino Unido enfrenta nuevamente déficits gemelos, con una deuda pública cercana al 100% del PIB y un déficit presupuestario que se espera alcance el 4.5% del PIB en 2024-2025. Los inversores expresan escepticismo sobre la capacidad del gobierno para cumplir sus promesas de aumento del gasto financiado mediante un crecimiento económico más rápido, especialmente en un contexto de inflación subyacente persistente.
La situación actual, aunque preocupante, aún no ha alcanzado la gravedad de la crisis de 1976. Sin embargo, las autoridades deben actuar con cautela para evitar una mayor erosión de la confianza del mercado y posibles repercusiones económicas más severas.