El Banco de Noruega decidió mantener el tipo de interés sin cambios en el 4,50%, en línea con las expectativas del mercado. De manera similar, el Banco de Inglaterra (BoE) mantuvo su tasa en el 5%. Estas decisiones reflejan una pausa en los ajustes de política monetaria mientras los bancos centrales evalúan el impacto de las subidas anteriores en el control de la inflación y el crecimiento económico.